martes, 23 de julio de 2013

Jazznécdota #45: El piano

La tecnología a veces altera la percepción de la música. Los antiguos piano players, el organillo madrileño o el más moderno disklavier de Yamaha son aparatos que permiten reproducir música previamente registrada  en ellos de forma mecánica o electrónica con una intervención mínima por parte del ser humano. En esa línea de acción se encuentran muchos teclados, pianos eléctricos y sintetizadores capaces de albergar canciones enteras que serán reproducidas en su totalidad con solo pulsar una tecla.

No era ese el caso de un esforzado músico que amenizaba un evento acariciando las teclas de un piano de cola. Sin trampa ni cartón, el instrumento obedecía al intérprete sin rechistar, como si fueran uno. En eso que uno de los invitados se acercó y, sin reparar en el carácter acústico del piano, lo señaló y le dijo al pianista: "No llevarás ahí dentro una de Chenoa, ¿verdad?".

martes, 9 de julio de 2013

Jazznécdota #44: Una cerveza

No se sabe muy bien por qué, pero en ciertas amenizaciones de eventos a los responsables les cuesta horrores ser amables con los músicos. Nadie pretende que le inviten a cenar como a un invitado más, pero algún refrigerio que otro siempre es bienvenido, especialmente en los calurosos meses de verano. A veces los encargados se aferran a excusas absurdas para no ofrecer una simple cerveza a los intérpretes. La palma se la lleva la explicación que dieron a un guitarrista en la provincia de Cuenca: "yo os daría una cerveza, pero imaginad que, al salir de aquí, os para la Guardia Civil y os hace soplar".