martes, 23 de diciembre de 2014

Jazznécdota #71 - Morfeo

Actuar ante el Papa debe ser el evento más importante en la vida de un músico católico. Recientemente me contaron que, ante una de las visitas del pontífice a una gran capital, uno de los músicos seleccionados se preparó concienzudamente con suma devoción. El día del concierto se levantó, encendió la televisión y vio al Papa en directo mientras el grupo tocaba... sin él. Se había quedado dormido.

Ese día cambio a Dios por Morfeo.

martes, 25 de noviembre de 2014

Jazznécdota #70 - El ... blues

El blues es una de las bases fundamentales del jazz. Para tocar jazz no solo hace falta saber tocar blues, además hay que sentirlo y disfrutarlo. No obstante, en comparación con los temas de be-bop o las composiciones avanzadas de músicos como John Coltrane, Joe Henderson o Wayne Shorter, la típica estructura de blues de doce compases es métrica y armónicamente sencilla, habiéndose convertido en un punto de encuentro para todo tipo de músicos. Cuando no se sabe qué tocar, se hace un blues.

En cierta ocasión un músico de jazz, gran amante y conocedor del blues, estaba grabando temas con un cantante de rock. En una de las piezas, un simple blues, el cantante estaba teniendo problemas, por lo que hubo que repetir la toma varias veces, para desesperación del jazzman. En ese instante su novia le llamó por teléfono y él le respondió, elevando su voz sin querer, que ya tendrían que haber acabado de grabar, que tan solo se trataba de "un puto blues". Cuando se volvió el resto de la banda le miraba entre la sorpresa y la indignación.

martes, 28 de octubre de 2014

Jazznécdota #69 - Silencio

Silencio es el título del CD que publiqué en 2010 con el grupo de jazz fusion Tet-Quart. El título, idea del pianista Teo Gómez, es elegante y misterioso, pero además da mucho de sí. Una vez estábamos tocando en un club del centro de Madrid ante un grupo de vociferantes espectadores que no cesaban de hablar en voz alta y reír a carcajadas sin prestar atención a las evoluciones de la música. En esos momentos a uno le apetece callar al público a golpes, aunque obviamente esa no sea una opción. Lo que hice fue acercarme al micrófono y decir, con voz firme y solemne: "¡Silencio!". Los maleducados dejaron de hablar inmediatamente y se volvieron, extrañados, hacia el escenario. Continué mi presentación: "Silencio es el título de nuestro CD, ya a la venta".

De poco sirvió: siguieron hablando.

martes, 30 de septiembre de 2014

Jazznécdota #68 - Las llaves

Contaba un compañero que, actuando con un cantante indeciso, los miembros de la banda se desesperaban viendo que no entraba cuando debía. El grupo seguía dando vueltas a los acordes esperando que se arrancara a cantar, pero no acababa de decidirse. En un momento dado el pianista sacó del bolsillo su llavero y lo posó sobre el teclado. Ante la sorprendida mirada del bajista, dijo: "Ahí tiene las llaves. Que entre cuando quiera".

martes, 2 de septiembre de 2014

Jazznécdota #67 - Demasiado público

El verano no iba bien para un conocido club de jazz. A pesar de que la programación destilaba calidad el público prefería disfrutar de las terrazas madrileñas que escuchar buena música estival en un local cerrado. Debió ser por ese motivo que el gerente del lugar, perspicaz como pocos, decidió bajar considerablemente el precio de admisión al concierto estrella del estío, a cargo de una excelente banda internacional. 

Llegó el día del evento y, a medida se acercaba la hora de comienzo, continuaban entrando espectadores como si repartieran maná en el club. El malestar del responsable fue creciendo tema tras tema, corchea tras corchea. "Si la entrada fuese más cara estaría ganando más dinero", debió pensar. Llegó el descanso, comenzó el segundo pase, el público seguía disfrutando de la bebida y de la buena música. La actuación llegó a su fin y, como respuesta a los insistentes aplausos, el líder del grupo se acercó al micrófono: "Vamos a tocar un tema más". En esto que el gerente se plantó delante del escenario, se dirigió al público que abarrotaba su local y, con ostensibles gestos de enfado, dijo: "¡Eso, van a tocar un tema más, pero solamente uno, porque el precio de la entrada ya está más que amortizado!".

martes, 15 de julio de 2014

Jazznécdota #66 - El carrito

Hace poco amenicé una boda en un pueblo de Toledo. La distancia a cubrir entre el aparcamiento y la zona de la actuación era bastante grande y teníamos mucho equipo que cargar, pero los del restaurante nos dijeron que no nos preocupáramos, pues disponían de un carrito. Efectivamente, tenían un carrito... de supermercado. Cumplió su función, pero la imagen de los músicos transportando la mercancía no podía ser más precaria. Menos mal que, para hacerlo funcionar, no tuvimos que introducir una moneda.

martes, 1 de julio de 2014

Jazznécdota #65 - Otra de cantantes

Da gusto tocar con un(a) buen cantante. Todos los músicos nos basamos en las inflexiones de la voz humana para poder "cantar" con nuestros instrumentos, y acompañar bien a un(a) buen(a) vocalista es un placer incomparable. Por fortuna en España contamos con cantantes de jazz excelentes pero, por desgracia, en los márgenes de la escena jazzística acecha un buen número de iletrados musicales cuya ignorancia solo se ve superada, en algunos casos, por su prepotencia. Cierta cantante estrafalaria, ya habitual de estas páginas, suele demostrar una enorme falta de capacidad para el trabajo en equipo, culpando continuamente a su banda de todos los problemas derivados de sus propias carencias. Hasta tal punto llegaba su desprecio por el trabajo de su grupo que uno de sus músicos me comentó que, cuando tocaba con ella, en vez de acompañarla "la perseguía".

martes, 27 de mayo de 2014

Jazznécdota #64 - ¿Oído o teoría?

Uno de los debates habituales entre músicos de jazz es el relativo al conocimiento teórico o el desarrollo auditivo como fuente de saber musical. Todos los jazzmen cuentan con ambas características como base de su ejercicio artístico (salvo contadísimas excepciones, la idea del improvisador iletrado siempre ha sido un falso tópico), pero la mayoría tienen una u otra área más desarrollada. En mi caso concreto el oído tiene un claro margen de mejora, que sustituyo con un disciplinado enfoque de la partitura a abordar. A un amigo saxofonista le ocurre justo lo contrario: rarísima vez lee, y rarísima vez se ajusta al guión establecido. Un día, minutos antes de empezar a tocar como grupo base de una jam session, se le ocurrió una línea de bajo para un standard. Empezó a cantármela para que yo la aprendiera "de oído", pero saqué papel y lápiz y empecé a apuntarla. Para confirmar que la estaba entendiendo bien, le dije: "Entonces esto es en La menor, una negra con puntillo, corchea, negra...", a lo que el saxofonista puso la mano encima del papel y me dijo: "¡Déjate de matemáticas y escucha!".

martes, 13 de mayo de 2014

Jazznécdota #63 - Jazz modal

El "So What" de Miles Davis es uno de los grandes ejemplos históricos de jazz modal. En vez de enfrentarse a decenas de acordes en frenética progresión, como era habitual hasta la fecha, el solista debía ofrecer lo mejor de sí mismo improvisando sobre un par de acordes, con las limitaciones que ello conlleva. Poco después de la aparición de "So What" en el mítico álbum Kind of Blue, John Coltrane escribió su "Impressions", más rápido y con una nueva melodía, pero basado en la misma secuencia armónica. Hoy en día no es difícil escuchar ambos temas interpretados a un tempo similar, por lo que un oyente que empiece a escuchar una interpretación a la mitad del tema no sabría si se trata de uno o del otro.

Hace unos años había un grupo de jazz improvisando sobre la citada armonía en un centro comercial de Las Rozas (Madrid). Un pianista que pasaba por allí lo escuchó y, dispuesto a añadir una dosis de humor a la situación, dio instrucciones a su hijo de cinco años. En pleno solo de piano, el niño se acercó al saxofonista y le dijo: «¿Esto es "So What" o "Impressions"?», a lo que el músico le respondió sobresaltado, para disfrute del padre: «¿Tú cómo sabes eso?».

martes, 29 de abril de 2014

Jazznécdota #62 - La dimensión funcional de la música

A veces la música se percibe desde un punto de vista dicotómico cuyos extremos son el arte y ensayo (en nuestro querido jazz hablaríamos del free jazz y otras corrientes avant-garde) y la música de amenizaciones (la musique d'ameublement o "música de mobiliario", que decía Erik Satie). Como toda polarización, la dimensión funcional de la música cuenta con una gradación paulatina. En ocasiones un grupo destinado a crear un ambiente selecto con su interpretación puede tomarse ciertas licencias; otras veces hay que ceñirse al guión.

Me contaba un bajista que, amenizando el convite de una boda que estaba llegando a su punto álgido, alguien de la organización se acercó a la banda y les dijo: "Tocad música de tarta". Sorprendidos, abordaron "La chica de Ipanema" ante la notable aprobación del personal.

martes, 15 de abril de 2014

Jazznécdota #61 - Los que tenemos que tocar

Cómo está el mercado. Antes la responsabilidad de llevar público a los conciertos la compartían los músicos y las salas. En estos tiempos de crisis algunos locales han decidido hacer un sobreesfuerzo, pero otros tan solo tiran balones fuera. Me comentaba un músico que, recientemente, el responsable de comunicación de un local de música en directo había dado un toque de atención al líder del grupo porque "el pianista no está promocionando el concierto en su cuenta de Facebook".

Es en este instante cuando imagino a Gracita Morales ataviada con su cofia, sosteniendo un saxofón y diciendo con su voz peculiar: "¡los que tenemos que tocar!".

martes, 1 de abril de 2014

Jazznécdota #60 - Chavales

Ya se ha comentado en estas mismas páginas (virtuales pero páginas al fin y al cabo): hay amenizaciones en las que un músico se siente tratado como basura. Ciertos dueños de chalets, responsables de comunicación de compañías, maîtres y otros individuos se creen superiores y lo demuestran en cuanto pueden. No sólo es tarea del músico tocar bien, sino también saber estar en todos los sentidos. Hace unos meses un saxofonista pidió al responsable de una finca que hubiera unas sillas sobre el escenario. Aquél gritó a uno de los camareros: "¡Trae unas sillas para estos chavales!". El artista le agarró del hombro, le miró fijamente a los ojos y le dijo con seriedad: "Chavales no. Señores".

Trajeron las sillas, trajeron bebida, les dieron de cenar. Y, lo más importante, les trataron con respeto.

martes, 18 de marzo de 2014

Jazznécdota #59 - Morriña

Estar de gira implica una constante lucha interna entre sentimientos encontrados. Por un lado tocar en directo por el mundo es lo que todo músico ansía. Por otro los viajes continuos y la adaptación a los cambios de climas y culturas pasa factura. A medida avanza el tour se echa cada vez más de menos a las personas, los lugares y las costumbres del país de origen, a veces de forma enfermiza. Me contaba un percusionista que, estando en Japón con un cuadro flamenco, varias veces al día un gitano de la compañía sacaba del bolsillo de su camisa un trozo de jamón plastificado, lo acercaba a su nariz, inspiraba... y suspiraba. 

martes, 4 de marzo de 2014

Jazznécdota #58 - Implicación

Muchas veces los grupos de música no son tales. Especialmente en estilos más comerciales (pop, rock) hay veces en que se contrata a músicos para grabaciones concretas sin que se integren en la dinámica de la banda. Es habitual, incluso, ver discos de cantantes donde el nombre del resto de los intérpretes no aparece en los créditos. Actitud puramente profesional: el músico llega, graba, cobra y se va. 

Es fácil suponer que tal modus operandi puede disminuir el nivel de implicación, pero en ciertas ocasiones la falta de compromiso viene del otro lado. Hace unos cuantos años un bajista grabó unos temas para el disco de un conocido cantante español de pop. Cuando el CD salió al mercado la compañía no tuvo a bien enviarle una copia, a pesar de que el músico les llamó en repetidas ocasiones. Desesperado, acabó comprando el disco en el que él mismo había grabado, pero se aseguró de que la compañía no se lucrara a su costa: lo adquirió en el "top manta".

martes, 18 de febrero de 2014

Jazznécdota #57 - La vecina

Se encontraba un saxofonista amenizando la velada en un bar cuando, de repente, entró por la puerta una señora con dos perros diciendo: "Soy la vecina del primero". Sobresaltado, el músico dejó de tocar y se preparó para, presumiblemente, escuchar una queja por el ruido. Pero la intervención de la vecina fue, cuando menos, sorprendente: "Me gusta mucho lo que está tocando. ¿Podría dejar la puerta del bar abierta para que le escuche desde mi casa?".

martes, 4 de febrero de 2014

Jazznécdota #56: ¿Estáis sordos?

Contaba un batería que, tocando en un local por Extremadura, tuvo que aguantar durante todo el concierto a un ruidoso grupo de "espectadores" que no paraban de charlar en voz alta, ignorando por completo las evoluciones de la música. Avanzada la actuación, en un descanso entre temas golpeó su pedal de bombo de forma estruendosa, sobresaltando al "respetable", que se volvió a mirarle entre la sorpresa y la indignación. El batería les devolvió la mirada, a la que añadió el siguiente comentario: "Pensaba que estábais sordos, pero ya veo que no".

martes, 21 de enero de 2014

Jazznécdota #55: La importancia de las presentaciones

Se dice que los músicos de jazz estamos tan centrados en la música que nos olvidamos de todo lo demás. Además de criticar nuestro atuendo, a veces también recibimos comentarios sobre las presentaciones que hacemos entre tema y tema. El verano pasado, al acercarse el descanso de un concierto en un club madrileño, el pianista quiso sugerir a los asistentes que disfrutaran de una copa hasta el comienzo del segundo pase. Lo hizo con el siguiente lapsus linguae: "Vamos a tocar un tema más y nos vamos a ir al descanso para que podáis consumar tranquilamente".

Por fortuna nadie le hizo caso, al menos en público.

martes, 7 de enero de 2014

Jazznécdota #54: La crisis

Las consecuencias de la crisis económica han sido devastadoras para los músicos, y a todos los niveles. Hace pocos años actuó en Madrid un grupo inglés tangencialmente asociado con el jazz que cuenta con bastantes seguidores. El concierto, en una sala de tamaño considerable, fue un éxito de música y público, y la banda se vio obligada a tocar un tema extra como bis para gozo del respetable. Ya acabada la actuación, con las luces del local encendidas y la gente saliendo de la sala, se organizó un pequeño revuelo: los músicos habían vuelto al escenario. ¿Iban a interpretar un segundo bis? No, por falta de presupuesto ellos mismos estaban recogiendo sus instrumentos.