Hace años, tocando en un pueblo de Ávila, tras la prueba de sonido un hombre se acercó y nos dijo: "Sois los músicos, ¿no? Venid conmigo, que la cena es aquí". Nos llevó a un restaurante en la misma plaza del pueblo, a escasos metros del escenario, y empezó a sacar raciones de lomo, chorizo, morcilla... sin mediar palabra. Convencidos de que formaba parte de la organización, disfrutamos de tan calórica cena. La hora de comienzo del concierto se acercaba, y el hostelero seguía trayendo comida a nuestra mesa mientras decía: "No os preocupéis, que aquí todo empieza tarde. Seguro que todavía no hay público".
Tamaña fue nuestra sorpresa cuando:
- Nos cobró la cena, y nada barata.
- Al salir del sitio encontramos la plaza llena de gente impaciente y visiblemente enfadada por el retraso en el comienzo del espectáculo.
Entre insultos, miedo e indignación empezamos a tocar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario