Me contaba un guitarrista que, hace años, tocando con un grupo de versiones en un pueblo de Guadalajara, notó cómo parte del escenario se levantaba violentamente. Salió volando y cayó de espaldas guitarra en ristre mientras sus pedales salían disparados. ¿Un fenómeno paranormal? No, un grupo de alegres pueblerinos parapetados bajo la estructura que, a modo de broma, empujaron hacia arriba las tablas del escenario.
martes, 27 de diciembre de 2011
martes, 13 de diciembre de 2011
Jazznécdota #25: El lenguaje del jazz
Hace un par de semanas presencié un concierto de jazz en un auditorio. Ante esa irritante costumbre española de llegar tarde a cualquier tipo de evento, las acomodadoras tenían orden de no dejar entrar a nadie al recinto en medio de las interpretaciones, de modo que los espectadores retrasados tuvieran que esperar al final del tema en ejecución para poder dirigirse a sus asientos. El problema vino de la mano de ese lenguaje inherente al jazz que todos sus aficionados incorporamos a nuestro modus vivendi de forma natural, pero que no todo el mundo tiene por qué conocer: el público aplaudió calurosamente tras el solo de piano; las acomodadoras, al escuchar aplausos, dejaron entrar a los rezagados creyendo que el tema ya había acabado, y estos ocuparon sus butacas en medio de uno de los momentos que más silencio requerían: el solo de contrabajo.
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