martes, 18 de septiembre de 2012

Jazznécdota #35: La hamburguesa

Hace unos días amenicé un cumpleaños en un chalet con un cuarteto de jazz. Antes de empezar a tocar, el batería abrió parte de la cremallera de su mochila para tomar de ella algún enser, dejándola entreabierta. En el descanso de la actuación fuimos a la parte trasera de la casa para disfrutar del catering. A la vuelta encontramos la mochila tumbada en el suelo con su cremallera aún entreabierta. El contenido estaba intacto a excepción de una hamburguesa que el batería pensaba cenar una vez acabado nuestro trabajo. La mascota de la casa, un afable perro salchicha, la había extraído de la mochila con sumo cuidado, había retirado el papel que la cubría y la estaba degustando cual gourmet

martes, 4 de septiembre de 2012

Jazznécdota #34: Lágrimas negras

El gimnasio de los músicos de jazz es la jam session. En ella se practica, se arriesga, se establecen contactos profesionales y se afianzan relaciones artísticas. La jam session también nos ha servido a todos para dar nuestros primeros pasos, para balbucear nuestros primeros standards e ir perdiendo el miedo al formato de la improvisación.

La primera vez que subí a una jam se interpretó "Lágrimas negras", composición de Miguel Matamoros que estaba por entonces de moda gracias a su soberbia interpretación por parte de Bebo Valdés y Cachao en la película Calle 54 (de Fernando Trueba) y, posteriormente, a cargo del primero junto al cantaor flamenco Diego El Cigala. El tema está escrito en cuatro por cuatro, es decir, cuatro tiempos por compás. Imaginen si estaría nervioso que empecé a tocarlo en tres por cuatro, como si fuera un vals. Mis compases avanzaban más rápidamente que los del resto del grupo, mis acordes adelantaban a los del guitarrista. Los compañeros me hacían ostensibles señas para marcarme el tiempo, pero yo era incapaz de acoplarme a su pulso.

Tras más de seis minutos de sufrimiento lo último que me apetecía era volver a una jam session. El destino quiso que acabara tocando todos los martes en una, la de Segundo Jazz, y precisamente hoy cumplimos seis años. Se acabaron las lágrimas negras.