Hace unos años un club de jazz de Madrid cambió de dueño. Ante la posibilidad de apalabrar un concierto en la sala, un guitarrista de jazz fusion entabló conversación con el nuevo propietario quien, sin saber qué estilo tocaba, le dijo: "En este local solo va a sonar swing y be-bop". Y añadió despectivamente: "Quien quiera hacer fusión que se vaya con Pat Metheny". Al rato otro compañero preguntó al guitarrista por las negociaciones, recibiendo la siguiente respuesta:
– Me ha confirmado.
– ¿Te ha confirmado una fecha de concierto?
– No, me ha confirmado que nunca tocaré aquí.
La verdad es que a menudo desearía por lo menos recibir este tipo de "confirmación". La mayoría de las veces cuando me acerco a un garito la reacción es mucho peor: silencio absoluto, maquetas perdidas, llamadas no atendidas, miradas al tendido. Aplaudo cualquier "no" como respuesta y si, como en este caso, está acompañado de un razonamiento de gusto musical ya vale oro.
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